Recuerdos Cap 15

Ven algo raro en el blog??? xD ... jejejejejejeje 

ok antes de que se termine el dia pongo esto (aun en mexico son las 11:51pm), espero les agrade, esta lleno de adrenalina (?) ... weno eso creo xD. 

Espero sus opiniones y quejas x_x, prometiendo que el proximo cap estara mas genial *w* (es el que mas me gusta)

sin mas que decir (porq tengo sueño)

Douzo!

Nombre: Recuerdos
Extensión: Serial
Parejas: TegoMass, KoyaShige
Genero: Slash, Fluff, Lime
Capitulo: 15/18

De un momento a otro Massu reacciono y dijo:

-¡Esto no está bien! – haciendo espantar al otro

Tegoshi casi grito del susto, por lo repentino que Massu había hablado, pero por suerte pudo reprimir el grito, dejo de agarrar a Massu de la mano muy triste pensando que el mayor se refería a eso. Creía que estaba bien, ya que Massu hizo lo mismo una semana antes.

-lo siento- dijo, y desvió la mirada de nuevo hacia sus amigos.

Massu lo volteo a mirar sorprendido, no entendía a que se refería Tego, ¿de qué se disculpaba?, pensó. De repente había dejado de sentir el agarre del menor y miro que su mano ya estaba libre.

-No está bien que espiemos de esta manera –dijo en voz baja, para que no los escucharan – debemos irnos de aquí y que ellos por si solos resuelvan sus problemas… después preguntaremos lo que sucedió, aquí ya hicimos nuestra parte y no podemos hacer más.

El mayor de ambos se levantó y camino un poco sacudiendo los rastros de tierra que tenía en el pantalón, mientras Tegoshi suspiraba resignado ya que deseaba estar más tiempo con Massu y lo que menos esperaba era la hora de partida, pero no podía decirle eso.

-Vámonos – regreso el mayor por Tego y lo tomo de la mano jalándolo fuera de ahí, mientras que el otro sonreía tontamente por esta acción.

Al estar fuera, comenzaron a caminar rumbo a sus casas aun tomados de la mano lo cual seguía sorprendiendo al menor y hacerlo feliz. Pensaba que tal vez, solo tal vez sus suposiciones eran acertadas, acerca de que tenía una pequeña posibilidad con Massu, no quería hacerse demasiadas ilusiones, pero de nueva cuenta le regresaron las ganas de confesársele, pero debía esperar un poco más, para pensar cómo iba a decírselo.

Mientras que en los pensamientos de Massu se preguntaba por qué aun Tego no hacia lo posible para soltarse, y esperaba que no lo hiciera ya que así al menos lo podía sentir un poco cerca. Su corazón latía con intensidad, hacía mucho que no se sentía tan feliz y esta vez no se iba a en celar por cualquier cosas, ese momento solo era ellos y del silencio que los rodeaba.

-Tienes razón en dejarlos solos – dijo el menor para romper el silencio – solo espero Shige me cuente todo cuando venga a matarme – rio un poco al decir eso al igual que el mayor de ambos.

-Sí, seguro lo sabremos – sonrió al voltearlo a ver, lo cual hizo ruborizar un poco a Tego y dejarlo cautivado con tan hermosa expresión. – solo espero que estén de nueva cuenta juntos.

-En la situación en la que los dejamos es muy probable… solo espero Kato deje a un lado su orgullo y acceda.

El silencio volvió continuando su camino sin decir palabra sobre ellos o que seguían tomados de la mano.

Al llegar frente a sus casas, Massu decidió decir algo, ya que sabía que en algún momento tenían que hablar sobre ellos, este jalo suavemente al menor frente a su casa para dejarlo sano y salvo.

-Sabes Tegoshi… -tomo aire y lo miro a los ojos dulcemente- dejando a Koyama y Kato de lado, necesitamos hablar de algo muy importante…

Yuya se le quedo mirando atento a sus palabras, parecía una escena de amor típica de película, pero eso no le quitaba lo especial de ese momento.

Massu después sonrió resignado al escuchar los pasos de alguien acercándose a la puerta.

-¡Yuya! – gritaba su mamá desde dentro de su casa

Ambos se quedaron mirando solo sonriéndose, sabían que su momento “romántico” había sido interrumpido como ya estaban acostumbrados.

La señora abrió la puerta encontrándose a los dos chicos frente a su casa, saludando cortésmente a Takahisa y después regañando a Yuya

-¡Buenas tardes Taka-kun!

-¡Buenas tardes señora!- respondió con la misma amabilidad

-me alegra que ya estén de regreso, Yuya salió con ese uniforme de futbol sin decirme que tendría partido y que regresaba a estas horas.

-lo siento, lo siento – repetía Tegoshi mientras agachaba la cabeza.

-por cierto niño, tienes un desastre en tu habitación, debes escombrar.

-Si mama, si mama – decía mientras entraba a su casa desganado y volteo solo para despedirse de Massu moviendo su mano.

-¿Gustas pasar Takahisa-kun? – decía la madre de Tego

-No, gracias – decía mientras una leve sonrisa aparecía en su rostro por ver a Tego regañado – debo regresar a mi casa, pero después vendré.

-Está bien Taka-kun, lamento tener que regañar a mi hijo frente a ti

-no se preocupe, comprendo la personalidad desobligada de Yuya, así que es normal que lo reprenda.

Massu estaba a punto de irse, pero fue detenido por la señora.

-¡Espera! – Dijo – se me olvidaba darte algo. Solo espérame aquí

Massu se quedó ahí parado un poco curioso por saber que le daría la señora.

La señora estuvo de regreso al poco tiempo y consigo traía ropa en las manos.

-toma, es la ropa que le prestaste a Yuya y no te ha regresado, solo la lavo y la dejo en su buro sin hacerle caso. Gracias por prestársela

-¡oh! No hay de que – dijo cuándo la estaba recibiendo -… bueno, ahora si me retiro, que tenga un buen día.

Sin decir más se fue directo a su casa.

Al abrir su puerta, sin ganas apenas dijo “ya llegue”, después fue directo a su habitación.

Ya le estaba cansando que siempre los interrumpieran, como si dios estuviera en contra de que ellos hablaran seriamente de sus sentimientos.

Dejo la ropa al pie de su cama y después se recostó un poco mirando hacia el techo.

-Tegoshi!~ … ¿algún día estaremos juntos? – se preguntaba con nostalgia, lo único que tenía en sus pensamientos era Yuya, sus diferentes expresiones, su dulce voz y su energía que lo hacían dar todo de sí.

Visualizo su rostro, recordando cada uno de los lunares del menor, sus ojos que cuando lo miraban se sentía estremecer y aquella sonrisa que al aparecer nadie podía negarse a algo que Tego deseara.

Después regreso en sí, y se levantó para guardar la ropa que le acababan de dar.

La cogió y la separo para poder doblarla bien. Se llevó una sorpresa al ver entre la ropa una libreta, la dejo a un lado para después regresarla y continúo doblando, pero antes de terminar de doblar, recordó lo distraído de su amigo y busco entre los bolsillos por si no había olvidado alguna otra cosa.

Al revisar los bolsillos del pantalón saco algo que parecía un colgante para celular, el cual le había llamado la atención por lo peculiar de su forma pensando que ese tipo de cosas no le iban a Tego.

Cuando termino de revisar, guardo ordenadamente su ropa y se sentó en su cama, tomo la libreta y la abrió en la primera página para comprobar que era de Yuya.

-¡tonto!~

Dejo la libreta y el colgante encima de su escritorio y comenzó a desvestirse para meterse a bañar.

Al estar en la ducha su madre toco la puerta

-hijo, ¿quieres sandia?

-Si, por favor

Cuando estuvo fuera de la ducha se secó y vistió, al poco rato estaba de vuelta en su habitación y mientras esperaba con ansias aquella sandia que su madre le había prometido tomo la libreta solo para ver un poco la letra del menor y saber la materia de la que era (ya que pensaba que era del colegio de Yuya).

La hojeo un poco y solo veía puras palabras sin prestar atención a lo que decía, pasaba una tras otra hasta llegar a una que le llamo su atención, en la parte posterior había un corazón y en medio las iniciales “TM”, comenzó a leer algunas líneas de esa página y solo pudo comprender que narraba una historia sin comprender nada sobre ella, pero al llegar más abajo vio que decía “Massu”.

Esto le impacto y se llenó de curiosidad, un poco indeciso volvió a la primer página de aquella libreta, no sabía si leerla o no, ya que estaba en contra de sus principios leer algo que no era de él o que no tenía el permiso de hacerlo.

Comenzó una guerra interna, estaba abriendo y cerrando aquella libreta, sin saber qué hacer, tenía mucha curiosidad y se preguntaba por qué decía “Massu”  en aquella página que medio vio.

-¿puedo pasar? – era su madre, la cual lo había espantado como si estuviera haciendo algo malo.

-S-si mamá – se sentó como si nada en su cama y con rapidez oculto la libreta bajo su almohada.

Su madre entro y dejo la sandía en el escritorio.

-Si deseas más puedes salir por ella, está en el refrigerador. – dijo, pero antes de salir de la habitación de su hijo vio el colgante que estaba ahí.

Se le quedo mirando y lo recordó.

-¡oh!, entonces Yuya si te lo compro, me alegra que te lo haya dado.

Takahisa la miro sorprendido y con extrañes, ¿acaso ella sabía sobre el colgante?

-¿Acaso ya habías visto el colgante antes? – pregunto para no quedarse con la duda

-Sí, claro, el día que nos acompañó por las compras de la cena lo estuvo mirando por un buen rato, y como puedo ver si decidió en comprártelo.

Después de decir eso la señora se retiró dejando a su hijo más consternado.

-“¿esto es mío?... ¿enserio? – se quedó mirando el colgante, estaba feliz por lo que su madre le había confesado, pero aun tenia algunas dudas, las cuales sabía que si quería respuesta, tal vez la encontraría al leer aquella libreta que el destino había puesto en sus manos.

Mientras tanto en casa de los Tegoshi, la habitación estaba hecha un lio, peor de cuando el había llegado.

Había sacado todas las cosas de sus cajones, también había buscado debajo de todos su muebles, pero no la encontraba por ningún lado.

Rendido y cansado de buscar entre todas sus cosas, se sentó a meditar donde podía estar aquella libreta preciada por el

Recordó que ese día antes de salir de su casa para ir a reunir a sus amigos la había dejado en su buro, exactamente en medio de la ropa que Massu le había prestado, ya que la había ocultado de su mama, y después se le había olvidado guardarla en su lugar.

Se levantó de un salto y se dirigió al buro, recordando que ahí había dejado la ropa, levanto varias cosas y no la pudo encontrar, comenzó a buscar con más desesperación pero al no encontrar ni la ropa ni la libreta, no tuvo más remedio que ir a preguntar a su madre.